domingo, 2 de noviembre de 2008

La joven antropóloga


Cuenta la historia, que una joven antropóloga en medio de una excavación en el Medio Oriente tras sentir que unos ojos le miraban con curiosidad se dió media vuelta y vió a un antiguo anciano, de mirada profunda que le miraba con cara divertida.
- Buenas tardes - Le dijo la joven amablemente - ¿Puedo ayudarle en algo?
- No. - Respondió el anciano- Y siguió mirándola con cara divertida.
La joven ya un poco molesta e incómoda le increpó:
- Bueno, aquí estoy. Si necesita algo hágamelo saber.
El hombre sonrió, le miró a los ojos:
- Quizás seas tú quien necesite algo.
- ¿Qué quiere decir? -dijo la joven- A qué se refiere?
El hombre le preguntó:
- En qué consiste tu trabajo?
Orgullosa respondió:
- En entender el pasado del hombre, sus costumbres, su sociedad.
El hombre respondió:
- Eso está bien. Pero ahora te pregunto ¿para qué te dedicas a este trabajo?
La chica no contestó inmediantamente. Luego respondió:
- Para recuperar mi origen y entender de donde vengo.
- Eso está bien - respondió el anciano.
Le miró a los ojos y continuó:
- Está bien recordar sin embargo no cometas el error de querer querer revivir ese pasado, si ya pasó así para tí y ahora estás en el ahora y es de otra forma será por alguna razón no? Vive el presente, recuerda el pasado pero no te ates a él, y mira el futuro como la continuación de tu presente.

Cuenta la leyenda que la joven no tuvo tiempo de responder, cuando levantó la cabeza en el lugar donde estaba el anciano encontró una estatuilla de bronce, con una sonrisa en los labios.
María de Lourdes Eguren