sábado, 30 de enero de 2010

La tienda de los candelabros


En una casa de esas antiguas, perdida en un viejo barrio de una vieja ciudad Europea, había una tienda de anticuario regentada por viejecito de quien nadie sabía su edad exacta de nacimiento.
Algo llamaba la atención al verle, y eran una extrañas gafas de colores que siempre llevaba encima, en la puerta de la tienda multitud de candelabros de todas las formas y colores la iluminaban de día y de noche.

Su tienda siempre estaba llena, no se sabía por qué pero la gente del barrio siempre comentaba que después de salir de su tienda siempre se encontraban mejor y más alegres. A pesar de llevarle toda la vida conociéndole, los niños, los padres de los niños, los abuelos de los niños y quien sabe si los abuelos de las abuelos, nadie se había atrevido a preguntarle nunca su historia y para qué servían esas gafas.

Un día un niño nuevo del barrio de tantos que mendigaban solos por las calles llegados de los países considerados de tercera y ajeno a todas las historias del barrio por supuesto, entró a la tienda. Recorría estante por estante con cara de fascinación. El hombre de la tienda se le acercó sonriendo y le preguntó:
-Qué te parece?
- Es genial
.- contestó el chico - Nunca había visto algo igual.
El anciano sonriendo, le fue enseñando cada cosa. El niño le dijo:
- Esto es precioso. Ojalá pudiera venir a jugar todos los días aquí, tus nietos deben estar felices, son muy afortunados.
El anciano le contestó:
-No tengo familia, hace muchos años que ya no están. Ven, pruébate estas gafas y dime qué ves.
El niño se puso las gafas y se las quitó rápidamente muy impresionado.
-Y bien? Qué opinas? -preguntó el anciano.
-Todo se ve muy diferente, todo se ve igual, nadie es diferente-dijo el niño
- Esa es mi historia, hace tiempo un anciano me regaló estas gafas y de él aprendí la importancia de ver las cosas con amor y sin juicio. Esta es la ra
zón por la cual la gente sale feliz de mi tienda, sin embargo nadie hasta ahora se había permitido preguntarme el por qué. Te estaba esperando.
-A mi? - dijo el niño
-Si. -contestó el anciano- quería dejarle esto a alguien antes de dar el paso a una nueva vida si tu quieres.
-Por supuesto - contestó el niño - Qué debo hacer?
Riendo a carcajadas el anciano contestó:
-Nada, no tienes que hacer nada. A partir de ahora dedícate a ser feliz y contemplar las cosas. Siempre recuerda que estas gafas te permiten recordar lo que ya sabes. Verás que habrá gente que se alejará pues tu imagen le dará miedo, verás gente que se acercará a la tienda dará un paseo pero no se atreverá a entrar y habrán otros que querrán compartir ese amor contigo.
- Y tengo que hacer algo para ayudar a entrar a los que se quedan en la puerta?
El anciano riendo aún con más fuerza le contestó:
- No tienes que hacer nada. Cada uno encontrará su camino, cuando te acostumbres a ver alrededor sin juicio lo entenderás. Si alguna vez tienes dudas, respira profundo y recuerda para qué estas aquí.
Entregando las gafas al niño, quien lo hubiera visto desde fuera no hubiera dado crédito a sus ojos, pero aquel niño se convirtió en el anciano de la tienda, y el anciano desapareció entre luces dejando a su paso, un gran candelabro en la puerta de la tienda.


María de Lourdes Eguren
Barcelona, 30 de enero de 2009.








jueves, 28 de enero de 2010

Caribe

Al mar de las olas,
que abrazan que sienten
A ese mar solitario
que acompaña silente

A ese mar en mis días
de infancia, de frentes

A ese mar que cantaba
al corazón y a su gente

Al mar de los indios
con su canto presente

Al mar de los blancos
a los que trajo al merengue

Al mar de los negros
con su canción y su temple

Y a ese mar...

A ese mar que me acompaña
en mi fuero y mis adentros

A ese mar que me une
a mis seres mis tiempos

A ese mar que ahora es
cuando lo llevo dentro
que me lleva en su mano
que me acompaña en el tiempo
me permite mirarlo
a lo lejos y adentro
cuando en la Europa de ahora
lo recuerdo en mis versos
a ese Mar el Caribe,
el mar de mis recuerdos.


María de Lourdes Eguren Martí
Barcelona, 28 de enero de 2010

martes, 19 de enero de 2010

El canto del demente.

El canto del demente,
Sonido ausente
Disonía constante
Sabor sin presente

El canto del demente,
La luz y una puerta
Ventanas sin piezas
Armazón sin cabeza

El canto del demente,
Del desespero adviertes
Del sonar de los vientos
De la voz del adentro

El canto del demente,
De los desamparados
Olvidados por ellos
Autoexilio importado

El canto del demente,
De la incoherencia hablas
De lo de dentro muestras
De lo que se calla canta


María de Lourdes Eguren
Barcelona, 19 de enero de 2010.

lunes, 18 de enero de 2010

Tus hijos no son tus hijos (Kahlil Gibran)

Quiero compartir con todos este poema, que me parece precioso.

Tus hijos no son tus hijos

son hijos e hijas de la vida

deseosa de si misma.

No vienen de ti, sino a través de ti

y aunque estén contigo

no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,

pero no tus pensamientos, pues,

ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes abrigar sus cuerpos,

pero no sus almas, porque ellas,

viven en la casa del mañana,

que no puedes visitar ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,

pero no procures hacerlos semejantes a ti

porque la vida no retrocede,

ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual, tus hijos

como flechas vivas son lanzados.

Deja que la inclinación en tu mano de arquero

sea para la felicidad.

(Kahlil Gibran)

domingo, 3 de enero de 2010

Nuestros mejores deseos en este año que empieza y estos días de fiesta y compartir..

Te deseamos que este año:

- Veas las oportunidades en lugar de las dificultades
- Veas la buena intención de las personas en lugar de sus acciones
- Veas la abundancia en lugar de la carencia
- Veas el amor en lugar del rencor
- Olvides el exigir perdón y vivas en libertad
- Olvides el juicio y veas a todos por igual
- Olvides la mentira y disfrutes del observar
- Olvides las palabras y descubras los sonidos

En fin, te deseamos: Que este año vivas una vida feliz, plena y con mucha paz y alegría.

Que la vida está ... para vivirla!

María de Lourdes y Jesús.

Barcelona, 2009