jueves, 17 de abril de 2008

La luciérnaga

Una luciérnaga, estaba muy contenta. Se sentía muy dichosa por la luz que compartía con sus amigos los insectos del bosque.

Un día, la cucaracha envidiosa de su belleza le dijo:
-Hay que ver que eres tonta. Tanto dar luz, y a tí quién te ilumina?
La luciérnaga, se quedó pensando y triste volvió a su cueva. Esa noche no salió a dar luz.
Al día siguiente sus amigas luciérnagas le preguntaron por qué se había quedado en su cueva y ella les contó lo que había dicho la cucaracha.
Todas entraron en una tristeza general, se sintieron solas, apartadas, desdichadas...
Desde una esquina el sabio nogal observando la escena sonrió.
- De qué te ries? Dijo una de las luciérnagas. No ves que estamos tristes?
El nogal sonriendo les contestó:
-Me río porque un simple comentario os ha hecho dudar de vosotras mismas y de la perfección que os rodea. Siempre estais rodeadas de luz, de noche vuestra luz os ilumina el camino, y de día no os dais cuenta del regalo de Dios? La luz de Dios os rodea, está siempre con vosotros, os ilumina y da calor. A veces la luz es tan cegadora que nos olvidamos de verla, no creeis? Además, irónicamente pedís luz cuando siempre la habeis tenido en vuestro interior, no importa si es de día o de noche.
Las luciérnagas contentas entendieron la lección.
A la siguiente noche el nogal brilló, las luciérnagas decidieron ver la luna desde sus ramas.

domingo, 6 de abril de 2008

El escritor que perdió la inspiración

Un famoso escritor luego de muchos libros y escritos publicados, de la noche a la mañana perdió la inspiración. No era capaz de escribir ni una sóla palabra más.

Preocupado no era capaz de conciliar el sueño por las noches, no estaba en paz.

Una de tantas noches de insomnio, caminando por las calles de su ciudad se sentó en el banco de una plaza. Luego de un rato un mujer mayor con una hermosa sonrisa se sentó a su lado:

-Qué te pasa?- Le preguntó- Por qué estas tan triste?

- Soy escritor. He perdido mi facultad de escribir, no soy capaz de escribir nuevamente luego de tantos años y tantas bellas historias escritas.

La mujer sonrió,y mirándole le dijo:

-Acaso cuando hablas piensas en la siguiente palabra que vas a decir? Cuando dices una palabra piensas en la palabra inmediata que vas a pronunciar?

-No-Contestó el hombre

-El sentir es la clave de la inspiración. Si sientes no hace falta saber cual es la siguiente palabra que vas a pronunciar, al igual que si sientes tus historias no hace falta pensar en lo que vas a escribir.

El hombre preguntó:

- Y qué tengo que hacer?

-No hace falta que hagas nada.-contestó la mujer-sientáte, a la orilla del mar, y cuando vuelvas a casa y sientas el ruido del mar, sin necesidad de estar a su lado, habrás hayado lo que buscas.


Barcelona, 06 de abril de 2008.
María de Lourdes Eguren