Cuenta la historia que en un pueblo lejano existía una leyenda:
"Sólo en los días de perfecta calma, sin viento, cielo azul y silencio absoluto, si prestas atención mirando hacia el desfiladero poco a poco empezarás a escuchar las voces de los espíritus del pueblo"
Zaida la hija del maestro sentía mucha curiosidad cada vez que escuchaba la historia, y no dejaba de preguntar cada día a la vuelta de la escuela sobre cuando llegaría el día que podría escuchar esas voces:
- Hija mía, esa es nuestra historia. De nuestro tiempo no hay nadie con vida que la haya escuchado, sin embargo algo de Verdad debe haber en ella.
La niña no cesó en su intento. Cada día preguntó y preguntó. Su madre ya preocupada lo comentó en el mercado, y Amir el sabio del pueblo la escuchó en silencio.
El tiempo fue pasando, y Zaida seguía creciendo entre juegos y libros. De entre sus libros de consejos e historias se fijó en el sabio de las mil lunas que decía en uno de sus relatos: "Cada día de tu vida, dile algo bueno a una de las personas que tengas a tu alrededor". Y así lo hizo.
Tiempo despues la niña miraba por la ventana de la escuela el imponente desfiladero y de repente comenzó a escuchar hermosas frases llenas de amor y sabiduría: "Te amo", "El valor está en tí", "Te espero siempre", ... cada frase más hermosa y plena que el anterior.
La cara de asombro de Zaida hizo que el Sabio Amir fuera donde ella:
-Zaida, escuchas?. Preguntó el Maestro con una sonrisa.
-Si maestro. Respondió.
-Qué te parece?
-Que es lo más hermoso que he escuchado nunca. Pero, por qué entre tanta gente sólo la he escuchado yo?
El maestro respondió:
-Las frases que están allí son las frases no escuchadas por mucha gente durante toda su vida. Tú al tomar por tí misma la decisión de decir algo bueno a las personas cada mañana haz abierto la puerta a todas esas frases que ahora pueden ser escuchadas.
Barcelona, 11 de junio de 2009
María de Lourdes Eguren