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jueves, 11 de junio de 2009

Las voces del desfiladero

Cuenta la historia que en un pueblo lejano existía una leyenda:

"Sólo en los días de perfecta calma, sin viento, cielo azul y silencio absoluto, si prestas atención mirando hacia el desfiladero poco a poco empezarás a escuchar las voces de los espíritus del pueblo"

Zaida la hija del maestro sentía mucha curiosidad cada vez que escuchaba la historia, y no dejaba de preguntar cada día a la vuelta de la escuela sobre cuando llegaría el día que podría escuchar esas voces:

- Hija mía, esa es nuestra historia. De nuestro tiempo no hay nadie con vida que la haya escuchado, sin embargo algo de Verdad debe haber en ella.

La niña no cesó en su intento. Cada día preguntó y preguntó. Su madre ya preocupada lo comentó en el mercado, y Amir el sabio del pueblo la escuchó en silencio.

El tiempo fue pasando, y Zaida seguía creciendo entre juegos y libros. De entre sus libros de consejos e historias se fijó en el sabio de las mil lunas que decía en uno de sus relatos: "Cada día de tu vida, dile algo bueno a una de las personas que tengas a tu alrededor". Y así lo hizo.

Tiempo despues la niña miraba por la ventana de la escuela el imponente desfiladero y de repente comenzó a escuchar hermosas frases llenas de amor y sabiduría: "Te amo", "El valor está en tí", "Te espero siempre", ... cada frase más hermosa y plena que el anterior.

La cara de asombro de Zaida hizo que el Sabio Amir fuera donde ella:
-Zaida, escuchas?. Preguntó el Maestro con una sonrisa.
-Si maestro. Respondió.
-Qué te parece?
-Que es lo más hermoso que he escuchado nunca. Pero, por qué entre tanta gente sólo la he escuchado yo?
El maestro respondió:
-Las frases que están allí son las frases no escuchadas por mucha gente durante toda su vida. Tú al tomar por tí misma la decisión de decir algo bueno a las personas cada mañana haz abierto la puerta a todas esas frases que ahora pueden ser escuchadas.

Barcelona, 11 de junio de 2009
María de Lourdes Eguren

sábado, 18 de abril de 2009

Los Maestros. El Maestro.

El maestro no está allí para enseñarte que está bien y está mal, está allí para hacerte reflexionar en primera persona.

Es tu mejor espejo, te mostrará aquello con lo que te sientes coherente y aquello que quieres mejorar.

Muchas veces pensarás que los escojes y vivirás en esa ilusión, pero la mayor parte de las veces vendrán a tí silentemente y sólo te darás cuenta cuando decidas tomar conciencia.

Algún día además recordarás, que no hace falta tener un maestro, un líder, un gurú, y que el mejor maestro para tí eres tú mismo.

Y entonces recordarás:
Quien eres
Qué quieres
Que haces
A donde vas
Como te llamas y como te llaman
Y tendrás la Paz

Barcelona, 18 de abril de 2009.
Que la paz y la luz esté con todos.

martes, 7 de abril de 2009

El río


La fuerza del río
que lleva tu sangre
el agua que pasa
y limpia tu alma

El mensaje que lleva
y fluye en tu alma
hace siglos que corre
aún sigue siendo agua

Si miras su color
si sientes su calma
si aprecias su fuerza
y escuchas y callas

Verás que es aquello
que viene y traspasa
que en tu ser siempre ha sido
y que hacia el mar baja.

Barcelona, 07/04/2009

jueves, 29 de enero de 2009

AQUELLO

Una joven mujer fue al Maestro de su pueblo a buscar consejo. Vivía en un constante azoramiento. No podía dejar de pensar en ello.
Su Maestro le dijo:
-Vete a casa, acuéstate a dormir y mañana ven a contarme lo que veas.
La mujer así lo hizo y a la siguiente mañana contó la siguiente historia:

Estaba en un largo camino. Oscuro, tenebroso, habían luces de aceite que se movían con el viento. De repente sentí que me perseguían. Corrí y corrí aterrorizada pero cada vez "AQUELLO" estaba más cerca. Sentía la necesidad de voltear la cabeza y ver que era pero el dolor de cuello no me dejaba hacerlo.
Luego de un rato supe que "AQUELLO" no me dejaría en paz. Me detuve, giré la cabeza bruscamente y le miré.
Vi una capa negra, con capucha, no se veía nada dentro. Le pregunté:
-Quien eres?
-Soy tus miedos. Y en la medida que iba hablando , dentro de su cara comenzaban a aparecer gusanos, emanaba un olor putrefacto, un aire gélido.
- Y que haces aquí?. Pregunté.
-Vengo a ayudarte. Respondió
- Y como puedes hacer eso? Le pregunté.
- Cambia el miedo por amor.

Una vez dicho eso todo empezó a cambiar. Desaparecieron los gusanos, el olor, la capa, y se hizo de día en medio de un bello campo. "AQUELLO" dejó de serlo, su presencia se tranformó y en medio de un aura de colores me tomó en sus brazos y desapareció en mi.

Una vez acabada la historia el Maestro preguntó:
-¿Qué piensas ahora?
La mujer no respondió. Asintió con la cabeza y desde ese día en su boca se dibujó una sonrisa.

Barcelona, 28 de enero de 2009.

domingo, 2 de noviembre de 2008

La joven antropóloga


Cuenta la historia, que una joven antropóloga en medio de una excavación en el Medio Oriente tras sentir que unos ojos le miraban con curiosidad se dió media vuelta y vió a un antiguo anciano, de mirada profunda que le miraba con cara divertida.
- Buenas tardes - Le dijo la joven amablemente - ¿Puedo ayudarle en algo?
- No. - Respondió el anciano- Y siguió mirándola con cara divertida.
La joven ya un poco molesta e incómoda le increpó:
- Bueno, aquí estoy. Si necesita algo hágamelo saber.
El hombre sonrió, le miró a los ojos:
- Quizás seas tú quien necesite algo.
- ¿Qué quiere decir? -dijo la joven- A qué se refiere?
El hombre le preguntó:
- En qué consiste tu trabajo?
Orgullosa respondió:
- En entender el pasado del hombre, sus costumbres, su sociedad.
El hombre respondió:
- Eso está bien. Pero ahora te pregunto ¿para qué te dedicas a este trabajo?
La chica no contestó inmediantamente. Luego respondió:
- Para recuperar mi origen y entender de donde vengo.
- Eso está bien - respondió el anciano.
Le miró a los ojos y continuó:
- Está bien recordar sin embargo no cometas el error de querer querer revivir ese pasado, si ya pasó así para tí y ahora estás en el ahora y es de otra forma será por alguna razón no? Vive el presente, recuerda el pasado pero no te ates a él, y mira el futuro como la continuación de tu presente.

Cuenta la leyenda que la joven no tuvo tiempo de responder, cuando levantó la cabeza en el lugar donde estaba el anciano encontró una estatuilla de bronce, con una sonrisa en los labios.
María de Lourdes Eguren

martes, 21 de octubre de 2008

A mis maestros.

No puedo cambiarte,
solo puedo aceptarte.

No quiero juzgarte.
solo quiero bendecirte.

No puedo perdonarte,
solo puedo perdonarme.

No quiero recordarte,
solo quiero reconocerme

No puedo quererte,
solo puedo amarte.

No puedo atarte,
solo puedo liberarme.

No quiero culparte,
solo quiero agradecerte.

Dedicatoria: A todas aquellas personas que han pasado por mi vida y han sido mis mejores maestros. A todos ellos mis bendiciones.
María de Lourdes Eguren

sábado, 6 de septiembre de 2008

Me gusta!!!

Levantarme en la mañana,
con los rayos del sol
mirar por la ventana,
disfrutar la creación.


Sonreir con la mirada
admirar la luz del sol
escuchar las estrellas
disfrutar del amor

Pasear por el mundo
admirar el color
imaginar el mañana
vivir en el hoy

Respirar suavemente
inspirar vida y son
cantar con las manos abiertas
bailar sin control

La sinceridad de un niño
la sabiduría del que hoy
mira al horizonte y sabe
que todo es uno
y tu eres yo



María de Lourdes Eguren

martes, 4 de marzo de 2008

El maestro y la lámpara mágica


A un maestro le preguntaron sobre la vida. Sus jóvenes alumnos sentados a su alrededor querían saber más, así que les contó la siguiente historia:

Un hombre tenía una lámpara mágica, sus peticiones podían ser cumplidas con ella y bastaba sólo con desearlo. Esta magnífica lámpara era regalo del jefe de su pueblo que había decidido obsequiarle con ella luego de una larga amistad.
Al principio el hombre pensó en pedir riqueza, sabiduría, una bella esposa, ... y por supuesto inmediatamente sus deseos fueron cumplidos. El hombre se recocijó con tanta riqueza, ¡Qué alegría! Finalmente sus sueños se hacían realidad!!
Pero entonces el miedo se adueñó de él, y pensó: "Y si pierdo mi dinero..., y si pierdo la lucidez por una caída ..., y si mi mujer muere... ", y la lámpara obediente, respondió.
El hombre acabo sus días, sólo y harapiento en la calle de su pueblo, y la lámpara quedó en el olvido en el viejo desván de la biblioteca del pueblo. Por supuesto, nadie inténtó quedarse con ella luego del triste fin del hombre, así que nadie la recordó.
Años despues un joven filósofo encontró la lámpara, y dijo: "Una lámpara mágica" e inmediatamente empezó a utilizarla.
Alarmados los sabios del pueblo recordaron la vieja historia y corrieron a advertir al:
-"Esa lámpara te traerá la desgracia. No es posible escapar a su magia".
A lo que el joven respondió:
-"Hasta ahora no he tenido problemas, así que la única razón para que esto sea así tomando en cuenta lo que me habeis contado es lo siguiente: Es una luz, y la luz no teme a la oscuridad. Si en la lámpara hay oscuridad la única posibilidad es que yo pida a la lámpara oscuridad. Así que ya sé la respuesta y nada podrá hacerme daño".
Y el joven sonriente se alejó."

Y el maestro culminó la historia de la siguiente forma: "La lámpara siempre ha estado en nosotros, y si la desgracia está con vosotros es porque vosotros en algún momento habeis atraído esta situación. Ahora ya sabéis la respuesta, en vuestras manos está dar luz o ver la oscuridad que queda a su alrededor"

María de Lourdes Eguren
Barcelona, 4 de marzo de 2008

sábado, 1 de marzo de 2008

El hombre que se lamentaba de su suerte


Un hombre tenía dos hijos. El primero de ellos era un hombre de éxito, el segundo era un hombre normal que no destacaba en su profesión.
El segundo de sus hijos vivía cada día lamentándose de su suerte. Todos sus años de estudios, de lectura en la biblioteca no habían logrado darle lo que su hermano había conseguido según él sin esfuerzo.
Viéndolo contínuamente lamentarse su padre le llamó un día y le dijo: "Hijo, vete durante el tiempo que haga falta y yo me ocuparé de tu sustento hasta que encuentres aquello que tanto te atormenta". Y así hizo, el hijo dió gracias a su padre y se marchó.
Recorrió el mundo esperando ver paises más justos donde aquel que trabajara con esfuerzo tuviera lo que el llamaba su recompensa, sin embargo mientras más viajaba más se daba cuenta que en todos los lugares que recorría veía lo mismo.
Ya desesperado se sentó en una plaza pública, y vió a un hombre que pintaba un cuadro. Sus cuadros eran muy conocidos en la ciudad, así que decidió preguntarle:
-"Buen hombre, como hace usted para pintar sus cuadros? Imagino que debe haber aprendido las mejores técnicas visuales en las mejores escuelas porque su técnica definitivamente es excelente"
El hombre sonriendo le miró, y quitándose sus gafas oscuras levantó la cara hacia el chico y le contesto:
-"Soy ciego. No me hace falta ver con los ojos del cuerpo, cada pincelada que hago la siento desde el fondo de mi corazón y es así como he pintado todos mis cuadros"
El chico dió gracias al pintor y decidió que su viaje había culminado.
Volvió a su casa y desde entonces su vida fue plena y feliz.
María de Lourdes Eguren
Barcelona, 01/03/2008

viernes, 29 de febrero de 2008

El Rey que no era feliz

Erase una vez un hombre que llegó a ser el hombre más poderoso de su pueblo, era venerado, amado, rico y justo, su pueblo lo estimaba y era considerado el modelo a imitar por el resto de los soberanos de la tierra.
Sin embargo había una cosa que empañaba su éxito y le privaba de ser feliz. Consultó a sabios, magos y sacerdotes, más nadie logró darle una solución.
Una noche mientras miraba las estrellas pidió al universo una respuesta, y este le respondió con la siguiente propuesta:
-“Voy a darte una facultad que es un don o una desgracia, y esto sólo dependerá de ti. Te daré la capacidad de cambiar tu apariencia cada vez que alguien te mire, y adoptarás la imagen que esta persona haga de ti. Si aceptas tendrás la oportunidad de hallar tu respuesta, de lo contrario seguirás como hasta ahora.”
El Rey cansado de tanto esperar aceptó el trato y se fue a dormir.
A la mañana siguiente a la primera persona que vio fue a su joven sirvienta que venía a traerle el desayuno:
-“¡Auxilo!-Gritaba-“Un hombre ha entrado en la alcoba del Rey, llamad a la Guardia, no sea que quiera hacernos daño”.
El Rey corrió tras ella para intentar aclarar la situación, más sólo logró complicarla, pues inmediatamente apareció una escuadra de soldados:
-“Hay un asesino suelto. Atrapádle!”
-“¡Se ha colado un intruso en palacio. Hay que acabar con él!”.
El Rey huyó despavorido a la soledad del bosque intentando pensar en lo que debía hacer, pero mientras más pensaba en lo sucedido, al encontrarse de nuevo con la gente del pueblo peores se hacían las reacciones, así que decidió esconderse y no salir más.
Y así pasaron los años y en el pueblo se corrió la voz de la historia del malvado demonio que habitaba en el bosque y que había acabado con su gran soberano…
Un buen día el Rey se encontró con un niño que se bañaba en el río y lo miró con bondad, pero al recordar su situación se escondió rápidamente tras un árbol para que el niño no lo viera.
-“¡Madre, madre!-Gritó el niño-“He visto un ángel”. Y salió corriendo a contarle a su madre.
El Rey meditó y se dio cuenta que en la medida que miraba con bondad a la gente, esta veía algo mejor y diferente en él. Hasta el momento había mirado a los demás con temor y recelo, así que se decidió a probar suerte.
Bajó al pueblo y empezó a mirar y sentir la bondad de la gente, y Oh! Sorpresa! La gente empezó a acercarse, ahora veían a un hombre anciano, un amable caminante, un buen hombre…
Y el Rey entendió. Y dando gracias al universo decidió verse en El, en su gente, en su pueblo… un grito de júbilo le sacó de su meditación:
-¡Milagro!-Gritaba la gente-“El Rey ha vuelto”.
Y el Rey sintió. Y entendió. Y desde entonces no sólo el Rey fue feliz sino todo su pueblo.
María de Lourdes Eguren
Barcelona, 26/02/2008

jueves, 28 de febrero de 2008

Prólogo

Finalmente, luego de mucho tiempo me he decidido a crear mi blog.
Hace mucho, mucho tiempo que debía haberlo hecho, sin embargo me encontraba en mi propio sueño, prisionera de mis propios prejuicios, de mis propios miedos.
Algunos de mis amigos saben que escribo poesía desde los 12 años, ahora tengo 27, sin embargo nunca he sido capaz de publicar nada. Así mismo, mis escritos, mis reflexiones, siempre se han quedado un paso por detrás de la puerta.
Ayer producto de hacer consciente una serie de mensajes que he ido recibiendo por medio de mi esposo, mis amigos, de la gente cercana, de la televisión y finalmente ayer de mi grupo de estudio de PNL he decidido escribir y abrir la puerta. En la noche llegué a casa, y escribí un cuento. Luego de años sin escribir, fue como abrir el agua detrás de la presa, como dejar fluir un río fresco, claro, joven y vital.
Ese será mi primer escrito el día de hoy. Definitivamente el inicio de muchas cosas que a partir de hoy espero compartir.
Un abrazo y gracias por este despertar