Son lugares que te transportan a otros tiempos, otros planos, refrescan tu alma y te hacen sentir conectado con la madre tierra, los animales y todos los seres humanos.
Son regalos de este Universo, diarios, sencillos y que no necesitas tenerlos físicamente cerca para poder evocar esa sensación, ese maravilloso anclaje que desde la primera vez que lo viste y lo sentiste se afianzó en ti.
Uno de esos maravillosos lugares, que han marcado mi vida actual, mi infancia, mi adolescencia, mi juventud y estoy segura que muchas otras cosas anteriores es el hermoso y majestuoso "Cerro El Avila" o como mejor denominaron los indios caribes antes de la llegada de los españoles "Guaraira Repano" o lugar de dantas.
Es una montaña mágica, que separa el valle de Caracas que está a 1000 metros de altura del Mar Caribe. Sus imponentes laderas, trochas y picos se alzan hasta una altura de 2675m sobre el nivel del mar y dominan toda la ciudad. Desde la vegetación árida al nivel del mar, pasando por la selva nublada hasta las alturas donde la vegetación es prácticamente de páramo... es un lugar hermoso, porque más allá de su imponente belleza natural recoge la vida de muchos venezolanos que desde tiempos inmemoriables han hecho su vida en las faldas de esta montaña.
A primera hora , la brisa de la mañana recorre Caracas, el suave verde se levanta sobre la ciudad
y las bandadas de loros y guacamayas salen de la montaña a pasear por la ciudad.
Al mediodía y en medio del tráfico de la ciudad, está siempre vigilante, como esperando que alces la mirada desesperada al cielo y allí está su presencia, segura, saludando.
Y los atardeceres.... es uno de los espectáculos más hermosos de ver. Los colores del sol van acariciando las laderas de la montaña, metiéndose suavemente entre las trochas para ir pasando de una en una hasta que la noche cubre toda la ciudad.
De noche, imagen perfecta para meditar, en la oscuridad se ve su silueta, rodeada de estrellas, se siente la vida de los moradores de antaño, su energía y tu energía al entrar en contacto con ella. Sientes la magia indígena que aún habita en ella, en los chamanes que han mantenido la tradición, las esperanzas del pueblo que se levanta cada día y el hecho de verla ahí es sinónimo de que otro día empieza...
Esa montaña me vió crecer, me insipiró en muchos momentos de mi vida, ayudándome a meditar en la ventana de mi casa hallé respuesta a preguntas, aprendí a escuchar el silencio, sentí lo que venía en mi país....
Y mi historia es una pequeña historia dentro de tantos millones de personas que han pasado por sus faldas. Es lo primero que vieron los marinos de Colón, los emigrantes europeos de la post-guerra y lo último que ve el marino cuando se marcha del puerto de la Guaira ó el emigrante que deja su tierra cuando el avión se remonta...
Gracias por este regalo.
Les dejo una canción sobre "El cerro el Avila" una montaña que cuando la ves, deja de convertirse en una montaña desconocida para pasar a ser de todo quien la ha visto. : http://www.youtube.com/watch?v=G9mWtION_kE
PD: Las fotos son desde mi barrio en Caracas y la que era la ventana de mi habitación.
Aprovecho para añadir el link que me ha enviado muy amablemente nuestro amigo "vaticano" en Panoramio, desde Venezuela y que no tiene desperdicio. Además de las bellas panorámicas de la ciudad de Caracas, tiene una gran cantidad de fotos representativas de Caracas y todo el país.
Panorámica: http://www.panoramio.com/photo/16148486
Más fotos: http://www.panoramio.com/user/71381