Maestro, preguntaron los discípulos, qué podemos hacer para que haya Paz en el mundo?
El maestro sonriendo les contó una historia...
Un joven decidido a proteger los nobles ideales de su pueblo decidió enrolarse en el ejército. Tras años y años de fuertes ejercicios, sangre, combates, y cansado de ver y provocar el sufrimiento de la gente decidió que este no era el camino.
Se apuntó en un grupo de paz, compuesto por sabios y ex-combatientes como él. Sin embargo tras años y años de fuertes ejercicios, de ver sangre, sufrimiento, y no poder hacer nada decidió que este no era el camino.
Así que se convirtió en el alcalde de su pueblo. Poco a poco fue subiendo hasta llegar al puesto más alto en su nación. Pero, tras años y años de mucho sacrificio, de ver sangre, combates y ver sus ejércitos luchar.... pensó "Este tampoco es el camino".
Ya desesperado fue a ver al anciano sabio y le preguntó...El sabio le respondió:
-La paz empieza en el corazón del hombre, luego en su familia, luego en su pueblo. Si no tienes paz en tu interior no puede haber paz a tu alrededor.
-Maestro, -preguntó el hombre,- pero qué puedo hacer? he seguido todos los caminos intentando colaborar en la paz, seguir los ideales más nobles, pero todo ha sido un fracaso!!!
El Maestro poniendo su mano sobre el pecho del hombre le dijo:
-Cuando ya no sientas rencor en tu corazón, entonces estarás preparado para vivir en paz. Cada quien tiene su lugar en la profesión, oficio o espacio que esté, y cada una de ellas es igual de importante que las demás. Tú ahora tienes el poder de incidir con una decisión en la vida de muchos hombres, pero cada quien en su lugar tiene el mismo poder.
Cuando tengas que tomar una decisión difícil pide a tus consejeros que te dejen solo en tu habitación, y cuando estes tranquilo piensa que desearías tú que se decidiera si tú y tu familia estuvieran en el lugar de quienes ahoran dependen de tu decisión.
Esta regla se aplica no sólo a tí, sino a todo ser humano por más pequeño e insignificante que parezca . No olvides que la humanidad está hecho de seres humanos, y que todos somos una sola cosa.
El maestro sonriendo les contó una historia...
Un joven decidido a proteger los nobles ideales de su pueblo decidió enrolarse en el ejército. Tras años y años de fuertes ejercicios, sangre, combates, y cansado de ver y provocar el sufrimiento de la gente decidió que este no era el camino.
Se apuntó en un grupo de paz, compuesto por sabios y ex-combatientes como él. Sin embargo tras años y años de fuertes ejercicios, de ver sangre, sufrimiento, y no poder hacer nada decidió que este no era el camino.
Así que se convirtió en el alcalde de su pueblo. Poco a poco fue subiendo hasta llegar al puesto más alto en su nación. Pero, tras años y años de mucho sacrificio, de ver sangre, combates y ver sus ejércitos luchar.... pensó "Este tampoco es el camino".
Ya desesperado fue a ver al anciano sabio y le preguntó...El sabio le respondió:
-La paz empieza en el corazón del hombre, luego en su familia, luego en su pueblo. Si no tienes paz en tu interior no puede haber paz a tu alrededor.
-Maestro, -preguntó el hombre,- pero qué puedo hacer? he seguido todos los caminos intentando colaborar en la paz, seguir los ideales más nobles, pero todo ha sido un fracaso!!!
El Maestro poniendo su mano sobre el pecho del hombre le dijo:
-Cuando ya no sientas rencor en tu corazón, entonces estarás preparado para vivir en paz. Cada quien tiene su lugar en la profesión, oficio o espacio que esté, y cada una de ellas es igual de importante que las demás. Tú ahora tienes el poder de incidir con una decisión en la vida de muchos hombres, pero cada quien en su lugar tiene el mismo poder.
Cuando tengas que tomar una decisión difícil pide a tus consejeros que te dejen solo en tu habitación, y cuando estes tranquilo piensa que desearías tú que se decidiera si tú y tu familia estuvieran en el lugar de quienes ahoran dependen de tu decisión.
Esta regla se aplica no sólo a tí, sino a todo ser humano por más pequeño e insignificante que parezca . No olvides que la humanidad está hecho de seres humanos, y que todos somos una sola cosa.
María de Lourdes Eguren